Rumbo al 2025

El pasado 6 de agosto, el Presidente Evo Morales en su discurso en conmemoración de la gesta libertaría, presentó una agenda al 2025 sustentada en cinco objetivos transversales:

• Cero pobreza extrema.
• Industrialización de recursos naturales.
• Seguridad alimentaría.
• Acceso universal a servicios básicos.
• Soberanía tecnológico.

Este planteamiento visto desde una perspectiva de Estado, no son del nada menospreciables; sin embargo, dejan en el tapete inquietantes cuestionamientos en la capacidad de ser alcanzados. Primeramente hablamos de una meta que supera el periodo quinquenal al cual nos tenia acostumbrado la estructura política del país, los famosos planes de desarrollo
de los 90s, Plan de Todos (1994-97), PGDES (1997-2002) y el PND (2006-10), cuyo margen de éxito en promedio no paso del discurso político, tímidos avances y excusas respecto a los resultados.

Pero estos PGDES carecían de algo que evitaba que llegasen a concretarse en el mediano plazo, eran resultado de las promesas políticas de conquista a los electores, en muchos casos lejos de la realidad; ninguno de ellos formo parte de una política de estado, no formaban parte de un sistema político estructurado con frenos y equilibrios que aliente un desarrollo del mercado de capitales y crecimiento económico dentro de una matriz institucional básica; por el contrario, la historia económica de Bolivia como de muchos países latinoamericanos, en los cuales se ha perpetuado las tradiciones centralizadas, cortoplasistas y burocráticas, que en la visión de Douglass North son la herencia española/portuguesa.

El intento de formalizar una política de estado sustentado en los citados cinco preceptos, tiene la difícil tarea de traspasar no solo la frontera de un periodo gubernamental, que ademas nace en un contexto macroeconómíco favorable, debe además ser capaz de reaccionar favorablemente a los puntos de inflexión de los ciclos económicos. En definitiva, resulta una propuesta valedera, pero como se dice es solamente el inicio a la espera del bicentenario de la gesta libertaria en Bolivia.

Marcelo Laura